Feliz año nuevo y feliz salud mental
Nunca pensé que la crisis de los 30, si es que es eso lo que estoy viviendo, me daría tan fuerte. Hace al menos dos años que vivo en una constante pregunta de “¿y ahora qué?”. Por supuesto, la pandemia no ha hecho más que empeorar esta sensación de que he llegado hasta donde estoy y no sé por dónde seguir.
Acostumbrada a vivir pensando en los estudios, después de varios años de descanso en 2019 me decidí por hacer un máster y subir mi nivel educativo. Se ve que no era suficiente con tres idiomas y una carrera universitaria. Pensé que quizás así ampliaría mis horizontes laborales. Sin comerlo ni beberlo llegó también a mi vida alguien especial, que aunque se quedó solo unos meses me hizo pensar que quizás sí podría desear tener una pareja. Entonces la pandemia, que destrozó todos mis planes o quizás catalizó su autodestrucción, y hasta aquí he llegado. La inmovilidad me pesa como si habláramos de gravedad y me aburro, me aburro mucho.
Por vez primera en 2021 he ido al psicólogo, después de bromear con un amigo prepandemia sobre lo sanos que estábamos por no ir cuando casi todos nuestros amigos sí iban. Ahora siento que éramos más bien estúpidos, quizás si hubiera ido antes hubiera aprendido a lidiar con la situación que sufrí después. Mi psicóloga me ha ayudado a darme cuenta de que la tremenda crisis que estoy pasando, mi incapacidad de soñar con el futuro como hasta ahora siempre he hecho, mi manera de atascarme constantemente en los mismos temas que me frustran… no es depresión, como pensé al principio, azuzada por internet y el leer constantemente los diagnósticos de otras personas, situaciones similares a la mía pero que, al final, no lo eran tanto. Mi caso es mío propio, y todos estos sentimientos son sólo partes de la etapa y no me definen como persona. No voy a ser siempre la adulta emocionalmente estropeada pero aparentemente exitosa que siento que soy. Puedo cambiar desde aquí. No hay nada malo en sentirse así.
También tengo que hacer un hueco a la idea de que este 2021, que se me ha hecho eterno, me ha traído momentos muy bonitos, a mi querido perrito, historias de las que he aprendido mucho, anticuerpos de COVID y mi primer trabajo como locutora profesional. Aunque también he llorado mucho más de lo normal y me hubiera gustado más de una vez tirarlo todo por la borda. Este año ha sido mucho más importante de lo que yo le estaba dando crédito, y me siento una mujer mil veces mejor que cuando empezó enero.
Espero que en 2022 podamos definitivamente pasar página de la pandemia, que nos pongan tercera o cuarta dosis, las que sean necesarias, y más importante: que todos aquellos que, como yo, se sienten más perdidos que nunca y sin motivo aparente, busquen ayuda. Tengo la sensación de que nadie está bien ahora mismo, todos hemos sido víctimas de una situación horrorosa que nos ha catalizado emociones negativas que quizás no entendemos o con las que no sabemos lidiar. Así que vamos a ser responsables de nosotros mismos, pero también de los demás, a cuidarnos entre todos, para intentar superar este bache. Feliz año nuevo y feliz salud mental ❤️
