No os dejéis engañar

Como se ve en mis posts anteriores he desarrollado una dependencia muy fuerte de mis vaqueros azules ligeramente elásticos de Primark, sí, esos que me costaron 5€. Bueno, pues por esto hoy he ido hasta Oviedo a Primark (ya que en Gijón no hay aprovecho para hacer un llamamiento: Primark en Gijón ¡YA!) a buscar nuevos pantalones baratos y con los que me sienta tan bien como con los otros.
Ha sido una locura encontrar unos que me entraran.
Mi talla habitualmente es la 36, pero en un acto de locura, por probar, me cogí en un primer momento la 34, -lo sé, en este caso la culpa es mía- y después la 36 que es la que debería valerme.
Mi sorpresa al descubrir que casi casi no me entraba ni el gemelo fue inmensa.
Resignada, fui a por la 38 sin duda alguna de que fuera a caberme, pero resultó que, a pesar de que sí me entraba a duras penas, me quedaba ridículamente apretado. Claramente alterada y molesta me dirigí a por la talla 40. Y, gracias a Dios -en serio, gracias- que esa ya me cabía, porque si no hubiera estallado.
Mi pregunta es: ¿cómo puede ser que a una chica joven de estatura media-alta y de índice de masa corporal (peso/altura al cuadrado) por debajo de 20 tenga que usar una talla 40 de pantalón? ¿Si yo tengo la 40... quién narices tiene la 38, 36 y 34? ¿Y la 42, 44 y 46? La sensación que me daba al probarme las tallas previas a la adecuada es que todas eran una 34. Es decir, que las tallas pasaban de una 34 a una 40 directamente.
¿Soy la única que considera esto un auténtico insulto? ¿Cómo puede una casi adolescente, con sus inseguridades e influencias del mundo de la moda (todos prefieren a alguien más delgado), salir adelante con tal carga?
No digo -perdón si así se ha entendido hasta ahora- que una talla 40 sea algo malo, sino que, pensándolo, si yo uso una talla 40, las que usen una talla 40 de verdad... ¡ahora usarán una 44 y 46! Y no creo que nada de esto sea bueno para la autoestima de nadie. Yo he llegado a pensar que he sido yo la que ha engordado, pero mis antiguos pantalones de la 34 y 36 me siguen valiendo.
Así que, chicas de todo el mundo, no os dejéis engañar, ni vosotras ni vuestra autoestima, por las compañías de moda lowcost. Nosotras, todas nosotras somos bellas en todas las tallas, y precisamente la belleza es que hay tallas para todas porque todas somos diferentes.


Por cierto, seguían habiendo toneladas de vaqueros como los míos de 5€.






Bueno, os dejo las fotos del look de hoy.
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