Probando... El aceite de coco

Todo el mundo habla maravillas maravillosas del aceite de coco, o del coco en general. He leído sobre sus bondades en cientos de sitios, lo he visto en youtube también... Fascinante.


No solo el aceite de coco es famoso, sino también el agua de coco (que utilizan algunos para adelgazar) y la leche de coco, que al parecer ayuda a básicamente t-o-d-o. Sobretodo había visto mucho sobre el tema en blogs y vlogueras, así que aunque no dudaba de que estuvieran diciendo la verdad, dudaba de las cualidades reales de este nuevo producto mágico. Al fin y al cabo vengo de la generación que se comió de lleno las power balance y el champú de caballo.
Fue este post en Hola el que me hizo reconsiderar la posibilidad de probarlo. Al fin y al cabo, ahora que me he pasado a rubio necesito tener un extra en hidratación intensa. 
Me parecía el mejor momento para probarlo.


Después de decidirme por continuar con el rubio, fui consciente de que tenía que probar todos los tratamientos de hidratación extrema que encontrar por internet. El aceite de coco es el más común ahora mismo y quizás por eso uno de los más fáciles de encontrar, así que en un momento que tuve libre me pasé por un herbolario.
Concretamente pasé por el Herbolario Navarro en la Calle Fuencarral nº138. Un sitio mega cool y mega moderno para todos los orgánicos que puedan estar leyendome. Había varias ancianas -diré en defensa del establecimiento que era entre semana y por la mañana- entre las cuales una se me coló... No vuelvo. No era tan hipster por dentro como parecía por fuera (¿orgánico y en Fuencarral? Pues no...)
La cosa es que tenían aceite de coco, concretamente el que veis en la siguiente foto, aceite de coco virgen extra orgánico de su marca propia. Como una buena inexperta en los asuntos de aceites de cocos, productos orgánicos y herbolarios, miré los ingredientes: aceite de coco crudo de agricultura ecológica certificada.


Son nada más y nada menos que 500ml de producto y yo, inocente de mí pregunté si había algo de menor tamaño. Al fin y al cabo solo quería probarlo y la broma me iba a costar 11€. Luego dicen que el aceite de oliva virgen extra es un lujo, mon dieu.
No había otro que ese que me llevé, pero lo hice convencida de que amortizaría el viaje, las viejas desagradables y el precio escribiéndoos este precioso post con todo mi amor. Así podría en marcha uno de mis propósitos del año que es, por supuesto, mantener vivo Velvet Marina.

Vamos a ir día a día, porque aunque tengo esperanza en esto, me parece que esperar resultados en una aplicación es demasiado optimista.



Según llego a casa de trabajar por la noche me organizo y me planto el bote delante de la cara. ¿Esto lo hago así? O sea, ¿cojo un puñado y me lo echo? Recuerdo la publicación de Hola y las mil veces que he leído o visto sobre el tema o sea que saco el móvil y busco "como aplicar el aceite de coco en el pelo". 
Básicamente dice esto: "aplicándolo". Genial. Muy bien, internet, no has cumplido tu función.
Estoy muy ansiosa como para buscar el post de Hola desde el móvil, así que abro el bote y cojo una cuchara y un bote de plástico que uso para los tintes. "Un par de cucharadas me bastarán, supongo".
Vale, me suena de qué va el tema, el aceite de coco a temperatura ambiente está en estado sólido, hay que calentarlo. Ok, al microondas unos instantes.
Literalmente, unos instantes, ni 20 segundos dejo que pasen. Ya puedo pringarme las manos.
Me lo extiendo con las manos, me recojo el pelo en un moño chungo y lo cubro con papel albal porque a estas cosas les viene bien algo de calor.
Me siento y empiezo a escribiros y entoces descubro mi primer error: según el artículo de Hola no debe calentarse en el microondas. Guay. Busco (un poco desesperadamente, no voy a mentiros) en google si he cometido un craso error o solo uno de principiantes no-tan-grave.
No pasa nada, al parecer no pierde sus cualidades por unos instantes en el microondas, pero hay que tener cuidado porque -lógicamente- al ser aceite puede provocar quemaduras graves en la piel si está lo suficientemente caliente.
Hoy voy a dormir con el potingue en la cabeza.

Mañana continúo informando.

En otras ocasiones he dormido con mascarillas hidratantes y con aceite de oliva y con sérums y cosas para la melena y ninguna de esas cosas que he usado estaba grasosa aún por la mañana. El aceite de coco sí. ¿Sería mi pelo que no había absorbido la grasa? Aunque solo me lo eché de medios a puntas me ganó terreno y me llegó hasta las raíces, así que cada vez que me apoyaba la cabeza en la mano, me pringaba.
Después de pasar varias horas estudiando, por fin me metí en la ducha a quitarme este pringue. Salía sin problemas pero, para darle el toque final me lo lavé con un champú y acondicionador especiales para pelos secos (que es oro, ya os hablaré de él en otro post).
Para dar aún más poder de acción al famoso aceite y como tenía tiempo para ello, me lo dejé secar al natural. Aún tengo que descubrir cómo usar el secador para que no me lo deje encrespado y seco (22 años y sigo en estas...), así que siempre que puedo lo evito.
Cuando ya estaba prácticamente seco, me eché unos toques de un spray de la keratina que me compré hace ya un tiempo y que no uso jamás, porque ¿por qué no?



Sensación: no noto mucha diferencia con otras ocasiones en las que haya utilizado el champú y acondicionador para pelo seco. Una vez seco está suave y no se enreda, pero no creo que tenga mucho que ver con el aceite de coco.
A lo largo del día me he dado cuenta de que efecto en las partes más secas de mi pelo (las capas más cortas y exteriores) no ha tenido, al menos no lo noto, pero sí veo al final de día que tengo las raíces súper grasosas. Así que, como mañana voy a tener que volver a lavarmelo, me dispongo a otra tanda de aceite de coco capilar. Esta vez cojo una cucharilla más pequeña y solo utilizo una cucharada. Me lo pongo en las manos y las froto para que se vaya deshaciendo y, a la misma vez, me lo esparzo por esas zonas más secas.

Aprovecho para probar otro supuesto uso, el hidratante para la piel: concretamente para la zona de debajo de los ojos, que últimamente tengo muy seca y nada parece arreglarlo.

Para variar, esta vez me lavé con un champú algo más agresivo (uno para quitar los tonos amarillos del rubio) y usé un acondicionador normal. Después me lo sequé con secador y, sinceramente, no creo que hubiera mucha diferencia entre antes y después del aceite de coco.
Esta vez mi pelo aguantó limpio durante el día, ¿quizás el día anterior no lo lavé del todo bien?
Os dejo una foto de snapchat porque olvidé por completo dejar constancia de la situación de mi pelo como tenía planeado...

Respecto a la zona debajo de los ojos donde aproveché a ponerme aceite de coco la noche pasada, la verdad es que tampoco noto ninguna diferencia. Sigo teniendo la zona muy seca, con y sin cremas y a lo largo del día el maquillaje se va agrietando.
Por la noche volveré a probar con la parte de debajo de los ojos.

Aunque al pelo le di la tregua hoy (no tenía tiempo a lavármelo por la mañana), sí que había colocado un poquito de aceite de coco en mis ojeras y mis codos (que cuando están secos me dan un asquito que no os imagináis).
En los ojos estoy empezando a notar alguna mejoría, aunque no me lo creo ni yo, la verdad. Veremos mañana.
Esta noche duermo con el mejunge de coco en el pelo (una cucharadita es suficiente) y con la grasa que me queda en las mano me lo aplico en la zona debajo de los ojos.



Esta mañana me tiño. Bueno, no me tiño, me decoloro, por lo que dormir con el aceite de coco en el pelo era una prueba más a este producto. Veremos si mejora la sensación después de la decoloración.
Tengo la sensación que el espacio que tenía agrietado bajo el ojo derecho es más pequeña, o sea que creo que voy a mantener este tratamiento de aceite de coco durante unos cuantos días más.
Después de decolorarme y teñirme...
Aunque es obvio que el tinte y más el decolorante son muy dañinos, tengo la sensación de que dadas las condiciones en las que estaba mi pelo, el aceite de coco ha participado en que el daño no sea tan grave. En otras ocasiones había usado aceite o mascarillas y aunque el daño es obvio, la cosa mejora.
También tengo que admitir que tengo la sensación de que el tinte y el decolorante no actúan igual en el pelo con esa capa de grasa extrema que proporciona el coco, con lo cual aunque los resultados en cuanto a salud capilar sean mejores, el objetivo que se busca con la decoloración es peor.


Conclusiones:
El aceite de coco es el más grasiento con el que me he encontrado jamás. Si te lo echas en las manos están un par de horas hasta que se va la sensación de grasa, la piel (al menos la mía) tarda mucho en absorberlo. Es complicado mantenerlo en las puntas porque va subiendo hasta las raíces con una facilidad impresionante.
Aunque uses una cantidad mínima (hablo de coger un poco con dos dedos) y solo lo apliques en las puntas (que absorberían cualquier otro tipo de grasa -aceite de oliva, sérums y mascarillas-), la sensación que deja está en una fina línea entre graso y casi-graso. No lo recomendaría para un día importante.
No vale como anti-frizz por eso mismo.
Para la piel me parece fantástico.
También lo probé en los labios y, aunque es un rollo porque pringas todo lo que tocas, es muy hidratante.
Para hidratar de manera extrema desde luego es muy útil, pero, recordando a mi padre, me pregunto si sirve más para ensuciar que para recuperar algo que... Queramos o no, ya está perdido. La piel se regenera, pero el pelo de las puntas lleva muerto años.


Extras:
* Si no te gusta como huele el coco pensarás que huele FATAL, porque en serio, huele mucho a coco, nadie me había hablado de esto.
* Estos días mi móvil ha estado más asqueroso que en los veranos madrileños en los que te sudan hasta la punta de los dedos.


xx
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